miércoles, 24 de febrero de 2010

0pinion.- ( Por Martin Piaggio Farfan)

YO DEFIENDO AL JUEZ PISTOLERO RAÚL ROSALES MORA

La labor de un periodista es cubrir información, pero no es acosar a nadie.

En el derecho existe un adagio que dice “el derecho de uno termina donde empieza el derecho de otro”, sin embargo esto no se respeta en nuestro entorno, donde la magalizacion del periodismo a convertido a muchos reporteros y fotógrafos en buitres de la información.

Esta actitud condenable en muchos casos es avalada por algunos periodistas quienes amparados moralmente en la libertad de expresión hacen escarnio de la desgracia ajena, o justifican seguimientos a ciertos personajes públicos.

Recordaran ustedes cuantos casos ha habido de “paparazis” que con una cámara fotográfica han destruido familias y honras en cuestión de segundos, con más letalidad que un arma de fuego, pues en muchos casos condenan en vida a sus victimas.

O cuanto “urraco” especie de paparazi cholo inmortalizado por una periodista huachana se gana el pan ampayando gente de manera indiscriminada cercenando el derecho a la intimidad.

Existe un limite en la búsqueda de la noticia, y no es un limite difícil de establecer, los sucesores de la Mónica Chang de la noticia, si, esa que hace 20 años entrevistaba a moribundos, o a deudos preguntadoles ¿señora como se siente después de perder a su hijo en este accidente de transito? Esos seguidores son los que hacen nuestro actual periodismo, al menos aca en Lima, y bueno la noticia busca la verdad a través de la investigación, y eso es bueno, pero no es aceptable merodear en las intimidades de las personas o hacer cercos como policias por un afán vendedor de publicidad como muchos de los medios “grandes” los hacen.

En el caso del Juez Rosales ha habido una evidente invasión a su privacidad, a su intimidad, yo no lo conozco, pero escuchando las versiones del fotógrafo Saavedra y del letrado uno saca su propia conclusión.

¿Que haría usted si ve un intruso merodear por su casa de manera sospechosa?

¿Siendo un funcionario publico, con un asunto trascendente entre manos no tendría temor por su integridad y la de su familia?

¿Verse cara a cara con el intruso, quien en ningún momento se identifico como fotógrafo, reportero o periodista de la revista caretas no implica enfrentarse acaso con un agresor?

¿Qué hubiera pasado si el magistrado hubiera disparado asumiendo que se trata de un delincuente?

Muchos fotógrafos, camarógrafos, reporteros, y algunos periodistas son irresponsables, temerarios y osados, pues en la “búsqueda” de la noticia pierden los escrúpulos, los limites y la decencia.

De mi parte el rostro del magistrado Rosales, deja ver una actitud desafiante, pero al margen de ello, y no puedo juzgar a quien no conozco, al margen de sus vinculaciones políticas o jurisdiccionales considero que cualquiera de nosotros hubiera optado por defenderse ante la intromisión de un desconocido que incluso ha “reglado” nuestra casa.

El magistrado no debe pedir disculpas al fotógrafo de caretas, sino al revés, pues por la actitud imprudente del fotógrafo, pudo haber ocurrido una desgracia que lamentar, cuando se busca una entrevista se debe buscar al personaje, y si este no quiere ser entrevistado, fotografiado o filmado, se debe respetar ese derecho.


Eduardo Martín Piaggio Farfán
Azangaro 1045 – 314
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