domingo, 2 de enero de 2011

“No se puede hacer más reformas de arriba hacia abajo”
(Primera parte)

Liliana Rojas-Suárez acaba de participar en el World Economic Forum en el panel sobre cómo desarrollar el mercado de capitales en América Latina, pero su mirada y visión sobre la región ya superó los límites de las f inanzas.
Por David Rivera

Estuvo 10 años en el FMI, fue subeconomista jefe del BID y luego economista jefe para América Latina del Deutsche Bank. Más de una vez ha estado voceada y tentada para ocupar cargos públicos como presidenta del directorio del Banco Central de Reserva o ministra de Economía. Hoy es investigadora principal del Center for Global Development (CGD) en Washington. Liliana Rojas-Suárez estuvo en Lima invitada por la Universidad del Pacífico para un evento sobre experiencias compartidas entre Asia y América Latina para el crecimiento y la reducción de la pobreza, y para presentar Los desafíos del crecimiento en América Latina, una compilación de investigaciones realizadas en varios países de la región. La virtud del libro: mirar a América Latina en sus dimensiones económica, política y social en paralelo, y crear un marco analítico a partir del cual hacer propuestas.

El libro plantea que a pesar del crecimiento experimentado a partir de las reformas de los noventa, si se comparan el PBI y el ingreso per cápita, las brechas entre América Latina y otros países en desarrollo son aún altas y además se están agrandando, incluso respecto a países con igual nivel de desarrollo social. ¿A qué se debe?

Lo que sucede es que América Latina como región se ha estabilizado recién a partir del 2003. Antes y durante todos los noventa, había crisis por todos lados. El default de Argentina, la crisis de Brasil en 1999, el default de Ecuador, la crisis bancaria en Colombia; en fin, nadie se escapaba. Todo esto ha hecho que el crecimiento tenga subidas y bajadas muy fuertes. Pero del 2003 al 2007 la región creció. El punto está en que los otros países también venían creciendo, y más rápido, en especial los asiáticos.

El problema comparativo es sobre todo Asia.

Sí, pero en este período crecieron muchas otras economías. Y tienes países como México, que es obviamente muy importante dentro de la región, que crecía poquísimo en todo ese período. Era positivo, no había crisis, pero mientras el Perú crecía, por ejemplo, a una tasa de 5% ó 6%, México, e incluso Brasil, crecían muy poco, y esos dos países tienen un peso importante en la región.

En el libro se afirma que América Latina es la región más abierta en términos financieros en el mundo, la más democrática de los países en desarrollo, pero también la que tiene mayor desigualdad económica y social. El problema es mucho más estructural.

Obviamente, es muy estructural. La primera parte del libro lo que hace es motivar [la discusión sobre] este punto al afirmar que si bien América Latina ha estado creciendo, cuando la comparas con países que están más o menos en el mismo nivel de desarrollo social, es decir, con indicadores parecidos en educación y salud, está rezagada. La pregunta es por qué. El libro tiene una contribución muy importante. Hay muchos libros que te hablan sobre crecimiento. Y hay [otros] que te dicen qué hacer. Pero hay pocos que te lo dan de una manera estructurada y que siguen un marco analítico para entenderlo. A nosotros nos interesa entender el crecimiento de América Latina, y eso implica entender qué es América Latina. Y por eso comenzamos analizando las características que tú has mencionado. En los ochenta hubo una década pérdida en América Latina después de la crisis de la deuda. Nunca hay que olvidarse de esa crisis, que generó las subidas y bajadas que ha vivido la región hasta comienzos del 2000.

Marcó un ciclo...

Pero un ciclo muy largo. Los países estaban en default y se volvieron los parias del mundo. Había que solucionar el problema de la deuda. El plan Brady permitió a la región [la primera en el mundo en aplicar un esquema así] salir de esta crisis. Pero ahí comienza a depender tremendamente del financiamiento externo para su crecimiento. América Latina no tenía muchas alternativas para financiarlo. Se hace con ahorro interno o con ahorro externo. Pero resulta que entre las características que no me has dicho, América Latina también tiene las tasas de ahorro interno más bajas del mundo. Entonces, se necesitan los recursos externos. Y la región cada vez abrió más la cuenta de capitales y se volvió la región más abierta financieramente del mundo. Pero al comienzo lo hizo mal, lo que produjo la gran cantidad de crisis que hubo en los noventa.

¿Con “mal” te refieres a la falta de gradualidad, que todo fue muy de golpe?

No solo a eso, sino a que hay precondiciones para que una economía sea estable bajo un sistema financiero completamente abierto. Implica no atarse a un tipo de cambio fijo. Este fue el error gravísimo, porque cuando llegaban las crisis, los mercados decían: “¿Hasta cuando vas a poder defenderlo?”, y se volvía lo que en inglés se llama “one side bed”, una apuesta de un solo lado. Los mercados funcionan cuando hay compra y venta. Aquí todos los mercados decían: “Yo solo voy a apostar en tu contra hasta que te caigas”.

Que es lo que está pasando en Europa...

Exacto. Bueno, América Latina dejó de un lado eso, y ahora en la crisis, en el pico de la crisis, tú ves, por ejemplo, que la moneda chilena se depreció 20%. Entonces, por primera vez, y yo ando feliz con esto, América Latina, en una crisis, hace política monetaria contracíclica, es decir, baja la tasa de interés. Eso gracias a que no tiene que defender el tipo de cambio. A partir de [la década del] 2000, después de la crisis de Argentina y la del tequila, los países de la región se dan cuenta de que sí necesitan del financiamiento externo, pero que necesitan hacer políticas para que este financiamiento sea sostenible. Y ahí se dan cuenta de que tienen que tener condiciones macroeconómicas excelentes todo el tiempo, porque el mercado los está juzgando. Ayer en mi presentación comparé Asia, América Latina y Europa del Este. Europa del Este, después de la caída del muro [de Berlín], también se abrió a los mercados financieros internacionales, pero recién aprendió en la última crisis las lecciones de América Latina. Para jugar en los mercados financieros internacionales se requiere tener un sistema de cambio flexible, acumulación de reservas, deudas muy bajas, cuentas corrientes superavitarias, etc. Es por eso que a América Latina la crisis la agarra bien parada, porque aprendió las lecciones de los noventa.

Ahora bien, ¿la dependencia al capital financiero internacional no lleva a que la preocupación por lo social, por las desigualdades, sea bastante limitada?

Esa no es la relación. La relación es que comenzaron a pasar cosas en paralelo. Por un lado, lo primero que has dicho es cierto. La inestabilidad macroeconómica era tan grande, que la principal preocupación era estabilizar la economía. Pero, al mismo tiempo, mientras pasaba todo lo que te mencioné, la región iba democratizándose. Los regímenes militares comenzaron a desaparecer. Rara vez los organismos internacionales ayudaron a los gobiernos de América Latina a implementar sistemas legislativos más libres. Pero por la tremenda preocupación por la parte macro, no había tanto énfasis en la pobreza. En parte entendible, porque la solución a la pobreza es el crecimiento sostenido.

¿Qué tan cierto es que enfocarte en un punto te limita el otro? Por ejemplo, China está logrando hacer ambas cosas en paralelo...

Pero sin democracia. Se puede hacer sin democracia. Lo que le pasó a América Latina es que aceptó la democracia y no se preocupó lo suficiente por la pobreza, se preocupó por estabilizar la economía. Los mercados estaban abiertos; entonces eso implicaba crear credibilidad en la política macroeconómica, que no existía. ¿Cómo creabas esa credibilidad? Con déficits fiscales bajos, pocos gastos; no podías ponerte a hacer grandes gastos. Si lo hacías, los mercados te castigaban. No podías librarte del mercado, lo necesitabas. Entonces, aquí se forma la gran pregunta que conduce el libro: ¿cómo haces para mantenerte en una economía de mercado que requiere reformas que no necesariamente le van a gustar a la gente, que tiene derecho a votar y que es pobre o tiene una desigualdad de ingresos muy grande, y que no va a querer votar por esas reformas? ¿Cómo haces? Ese es un problema de América Latina y de Perú también. Aquí entra Perú clavadito. Es por eso que no se puede hacer más el tipo de reformas de arriba hacia abajo. Eso ya no se puede hacer.

CONTINUA.......